AMANECER
Bostezaba la mañana
entre pájaros cantores,
el sol vestía con flores
los vestigios de una cana.
Era una visión temprana
de jolgorio terrenal.
Desde el insomne caudal
del rio, nacía un murmullo,
continuidad del barullo
de una lluvia nocturnal.
Gris bandada de gorriones
abría un surco de brisa
y agotaba toda prisa
sobre los viejos balcones.
Cientos de revelaciones
traía la luz saliente.
El horizonte en la frente
anunciaba su esplendor;
despertares del amor
sobre la tierra durmiente.
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